Clásicos Básicos VII: Necrophagist - Epitaph

Alguna vez, algún día, alguien hablará de la escena del death metal técnico en Alemania como se habla del death sueco, el black noruego o el power metal alemán. Siendo un estilo muy minoritario (incluso dentro de la propia escena del death metal), en los últimos años hemos asistido a una eclosión de grupos que aúnan la brutalidad más extrema con el virtuosismo más exacerbado. Y gran parte de esta eclosión tiene su origen en esta banda: Necrophagist.

Formados en 1992 en el sureste de Alemania, Necrophagist han sido siempre la criatura de su guitarrista y vocalista Muhammad Suiçmez. Él es el único miembro que ha permanecido en la banda desde entonces, llegando a escribir, grabar y producir él solito el primer álbum de la banda, Onset of Putrefaction, lanzado en 1999. Desde entonces, 13 músicos (sin contar los tres que le acompañaban en su última gira y que no se sabe muy bien si siguen) han pasado por la banda. Tiene pinta de ser un tipo complicado el Sr. Suiçmez...


Esta es otra seña de identidad de Necrophagist: son increíblemente lentos lanzando material. Desde su formación en 1992 hasta su primer álbum en 1999 sólo hay dos demos, y desde ese primer álbum al segundo, que es el que nos ocupa, Epitaph, pasaron otros cinco años. Desde entonces, y hasta 2010, conciertos y festivales; desde entonces, el silencio más absoluto. Tan sólo un par de mensajes en el facebook de su batería actual indicando que el grupo no ha muerto, pero ninguna noticia sobre el álbum que llevan grabando, en teoría, desde 2008.

Toda una pena porque este Epitaph, como decía, sienta las bases de lo que hoy en día es el death metal técnico. Es más, en la formación que grabó este álbum figuran unos jovencísimos Hannes Grossmann a la batería y Christian Muenzner a la guitarra, quienes años más tarde formarían parte de Obscura en sus dos álbumes más aclamados, Cosmogenesis y Omnivium. Pero es que para sustituir al Sr. Grossmann, el elegido fue Marco Minnemann, que años más tarde deslumbró al mundo (y a la propia banda) en las audiciones para Dream Theater (por qué no le cogieron es un misterio, aunque tener 547 proyectos abiertos a la vez intuyo que sería un motivo).

Yendo al meollo de la cuestión, Epitaph es una verdadera obra de arte. Al ser un disco muy técnico la producción no es hiperpesada como puedan ser las de Cannibal Corpse o Deicide, sino que es muy limpia, cada instrumento se aprecia perfectamente y el balance entre ellos está perfectamente equilibrado. Esto hace que el disco (y, en general, el death metal técnico/progresivo en general) se adore o se odie, sobre todo por quienes consideran que las demostraciones técnicas están reñidas con el death metal hipercafre.



Durante los 8 temas y 32 minutos que dura el disco, Necrophagist alternan partes rápidas y otras a medio tiempo, con mucha presencia de florituras técnicas a nivel instrumental. Empiezan fuerte, muy fuerte, con Stabwound, uno de los temas más rápidos del disco (y de los mejores, dicho sea de paso). A partir de ahí, se alternan los medios tiempos con partes rápidas, destacando temas como Only Ash Remain o Seven. A nivel instrumental es una berbaridad, como se puede ver en el vídeo de arriba (donde ya no están ni Muenzner ni Grossmann, por cierto). Tanto las guitarras como el bajo o la batería dan una verdadera exhibición de técnica.

En fin, una pasada de trabajo, breve e intenso, que sienta las bases del death metal técnico moderno. Una auténtica pena que no haya tenido continuidad, aunque siempre queda una pequeña esperanza...


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